Esta última idea es aplicable también en la comunicación. Es
cierto que nadie nace sabiendo comunicarse. Pero también es verdad que todos
podemos ir aprendiendo y ejercitando el dialogo, la simetría y la libertad
entre sujetos que se conciben autónomos entre sí, aun en circunstancias
adversas.
Habría que reconocer que este planteamiento de comunicación
no se acopla muy bien a las condiciones de la sociedad, pero en si adaptable y
manejable en aquellos grupos que logran
organizarse en democracia. El aprendizaje y ejercicio de una comunicación
dialógica, simétrica y libre son útiles, convenientes y necesarios para el
desarrollo de sujetos colectivos:
a)
Tanto para consolidar las relaciones an intra (=
hacia adentro) del grupo (=comunicación intragrupal);
b)
Como para iniciar y mantener las relaciones
inter (= entre) un grupo y otro (=comunicación intergrupal).
Finalmente, tres principios válidos para cualquier forma,
nivel y tipo de comunicación y por tanto, para la comunicación intragrupal e
intergrupal son:
a)
Una actitud abierta hacia ‘’el otro’’ para
presentarse frente a el tal como uno es, como uno piensa y siente y expresar
esto en las acciones; a esto se le llama principio de congruencia.

b)
Una actitud permanente de escucha y hasta de
mirada ‘’al otro’’ sin prejuzgar sus pensamientos y sentimientos y menos aún,
sin descalificarlo por el simple hecho de que no se esté de acuerdo con él; se
denomina principio de reconocimiento
c)
Una actitud benevolente hacia el otro que
permita adentrarse hasta donde sea posible, sin negar la propia identidad, en sus
pensamientos y sentimientos y
considerarlos como propios, como única vía para establecer con el relaciones de
simpatía o comparación. Aquí se tiene el principio de empatía

José Manuel Salgado Amador
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